Qué ver en Merzouga, la ciudad de las dunas

¿Cómo llegar a Merzouga?

Para llegar a Merzouga desde Marrakech, debes cruzar las montañas del Atlas con dirección a Ourazazate. De allí dirección a Erfoud y Rissani. Las carreteras son bastante pintorescas, pasando por zonas desérticas donde no se ve vida en kilómetros.

Desde Fez, hay que tomar dirección Erfoud y se tarda casi un día.

Una vez se llega a Risanni por cualquiera de las rutas hay que tomar dirección sudeste y a unos 40 kilómetros se llega a Merzouga. Esta ruta está asfaltada, pero ya en la ciudad puedes encontrar caminos que no lo están.

Para ahorrar tiempo en carretera se puede volar de Casablanca a Ouarzazate y ya sólo coger carretera desde allí a Merzouga.También hay vuelos a Errachidia que está a unas 2 horas en coche.

Las Dunas

Las dunas de Merzouga son las más impresionantes de Marruecos con 20 kilómetros de largo y 5 de ancho. Algunas dunas superan los 100 metros de altura y tienen una arena anaranjada procedente del Sáhara. Alrededor de las dunas hay un palmeral verde, u oasis único e impresionante, que resalta entre tanto naranja.

En la temporada de lluvia, de febrero a marzo, se forman unas lagunas, como la de Daya Tamda, donde abundan las aves, destacando el exótico flamenco rosa. Por ello Merzouga es también un lugar turístico para los amantes de la fauna, ya que, además de las aves de la laguna, en sus alrededores se puede disfrutar de la rica fauna del desierto,con reptiles como lagartos o víboras y mamíferos como zorros, ratones o jerbos.

La abundancia de agua en las épocas de lluvia propicia también los cultivos, que han dado fama a la zona como productora de frutas tempranas como sandías o melones, que se exportan al resto del país y a Europa.

La mejor época para visitar Merzouga es en primavera y otoño, ya que en verano el calor es asfixiante y en invierno el frío es muy intenso por las noches.

¿Qué ver en Merzouga?

Merzouga es uno de los lugares turísticos más visitados de Marruecos, sobre todo para el turismo de aventura y por ello dispone de una amplia oferta de hoteles, albergues y Riads de calidad, al estilo de las Kasbahs, construidos en adobe, con decoración interior de estilo marroquí sahariano y dotado de aire acondicionado. Son como un hermoso oasis en medio de tanta aridez. Cuentan con bellos jardines con piscinas y son el lugar perfecto para desconectar del mundo y refrescarse.

Estos hoteles se complementan con los campamentos fijos situados en los pequeños oasis, que ofrecen alojamiento en tiendas de campaña para dormir en pleno desierto. Suelen amenizar la experiencia con ricas cenas, bailes y música bereber. Algunos incluso tienen conexión Wi-Fi gratuita.

Se suele ir a esos campamentos en camello y una de las actividades más interesantes es subir a las dunas al amanecer o al atardecer sobre sus dunas para disfrutar de las vistas. También por la noche es un espectáculo ver el cielo cubierto estrellas.

Merzouga es un lugar muy bien organizado en el que abundan empresas que hacen excursiones como 4X4, camellos, caballos, quads, etc.

A destacar la gran cantidad de fósiles que hay en la región, un atractivo más que añadir.

Y cada año, a los pies del Erg Chebbi, se celebra el Festival de Merzouga para resaltar la riqueza natural de la región. Acuden artistas locales e internacionales donde se crea una combinación de la cultura occidental y la cultura ancestral saharaui.

Rutas del desierto

En dirección este, a unos 10 kilómetros, se encuentran las minas de Mfis, de plomo y zinc y a 6 kilómetros al sur, está el poblado de Khemliya, habitado por antiguos esclavos originarios de la África subsahariana, que practican el célebre folclore Gnawa.

También se pueden visitar las minas de Kohl y los campos de trabajos de los franceses en el Sahara. Las minas de Kohl fueron explotadas por los franceses hasta que dejaron de ser rentables. Son muy conocidas porque el polvo de Kohl que utilizan las mujeres árabes para perfilarse los ojos.

Al sur está el oasis y pueblo de Taouz, una zona rica en minerales y pinturas rupestres.

En estas rutas están los últimos pueblos nómadas que viven en mitad del desierto buscado las zonas más propicias para pastar su ganado.